El santuario de la Iglesia Evangélica Luterana de Jerusalem ubicada en Carolina del Norte fue centro de todas las miradas cuando un servicio de georadar encontró más 250 tumbas a su alrededor. 

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Foto: Hystory Net

Los cuerpos datan de la guerra revolucionaría y pertenecerían a soldados, civiles y esclavos, soldados hacendados de Salzburgo, el hallazgo generó conmoción entre quienes aún hoy acuden al antiquísimo centro de oración en busca de paz. Las tumbas fueron halladas en la parte sur del templo y en el área más próxima a un centro de retiro llamado Nueva Ebenezer. 

El servicio de georadar del Instituto LAMAR 

Las tumbas fueron identificados por un equipo, dirigido por Dan Elliott, con el Instituto LAMAR. El trabajo se realizó con el apoyo de la Sociedad de Salzburgo Georgia. El instituto es una organización sin fines de lucro de investigación arqueológica.

El equipo utilizó un Georadar (GPR) para encontrar las tumbas sin ninguna perturbación al suelo. El trabajo se realizó en 2010 con el propósito de determinar las líneas del cementerio.

En el informe de los hallazgos arqueológicos de Elliot, este señaló que la tumba más antigua marcada en el cementerio de Jerusalén está fechada en 1813 y la actualidad existen muy pocos marcadores grabadas con anterioridad a 1830. Elliot también informa de que mientras que los registros de entierro para Nueva Ebenezer existen desde 1736 a través de la década de 1800, están documentados en forma incompatible.

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Paz por las almas encontradas

Los cuerpos ahí encontrados por el servicio de georadar pertenecen a los descendientes de los actuales habitantes de la comunidad. De ahí que fuese realizado un servicio en su honor tanto en la Iglesia principal como en el templo hermano de la Santísima Trinidad en Savannha. 

Uno de los miembros feligreses, de nombre, Ditric Leggett afirmó que este santuario es la única iglesia luterana negra de Savannah, calificando el momento como “el regreso a casa” de cada uno de los que hacen vida en esta congregación.
 
“Nuestro apellido proviene de John Goldwire, un propietario de esclavos en Guyton. Me da escalofríos estar aquí”.
 
 
Por su parte, el obispo Julian Gordy, del Sínodo del Sureste de la ELCA aseveró que “en la muerte son lo mismo. Cualquier diferencia en vida, era minúscula y están reconciliadas en Cristo. Todos somos libres. Todos somos amados, atesorados y bienvenidos a la pestaña del banquete del reino de Dios”.
 
Fuente: Savannah Now